Aunque hice el blog hace bastante tiempo, al final nunca escribo. Y hoy me he dicho, vamos a presentar batalla al bueno (por decir algo, porque es más bien malote – léanlo y verán) de Jorge San Miguel.
La pregunta que nos reúne hoy delante de este blog es ¿Es la democracia un fin o un medio? Hmmmm… A raíz de un tweet del diputado Garzón, se ha generado cierta polémica. Senserrich decía que facepalm y San Miguel (y más gente) decían que es una trivialidad del tamaño de la Catedral de Palma.
La perspectiva de Jorge San Miguel es útil y fructífera: la democracia es un medio para obtener ciertos bienes que, estos últimos, son los fines reales. La democracia como sistema de producción de bienes sociales. La trampa de San Miguel es abstraer fines y medios dando a entender que hay múltiples medios para alcanzar cualquier fin. Y la democracia sólo es uno, quizá el más eficaz, de entre esos medios. Pero eso no tiene porque ser así.
¿Y si la democracia produce bienes distintos a otros de esos medios? Es este contexto hay una continuidad clara entre medios y fines que no podemos obviar.
Aunque parece que Senserrich se viene abajo a lo largo de la discusión, lleva razón al apuntar que la democracia es esencialmente un conjunto de principios, la definición de un juego. ¿que Qué es un juego? Un conjunto de jugadores, de medios y de fines posibles. O lo que es lo mismo, la democracia define los fines posibles dentro de ella: y por lo tanto, al menos en un plano operativo, es indistinguible de los fines.
Por eso no da igual el modelo de la democracia. Como tampoco da igual la receta para hacer paella (no es sólo un medio para hacer paella, es parte inherente al plato – hay muchas recetas que el único fin que producen es ‘arroz con cosas’). Ahora, si estamos hablando de ideas generales que no comprometen a nada sustantivo, ya es otra cosa: no hay nada que más odie que la paella ‘así en general’.
Resumiendo ¿La democracia es un medio? Pues, vale. Si a mi es que se me ha hundido el plan de esta noche.
La escalera del hidráulico 